viernes, 14 de enero de 2011

Ser libres significa escoger tu carga

¿A quién no lo persiguen miedos de algún tipo?. Lo aprendido a 

través del dolor, de las experiencias ingratas y lo que crecimos a 

pesar de nuestros temores, sólo podremos apreciarlo en 

retrospectiva. Durante un momento de dolor o cuando sentimos la 

presión de una ansiedad abrumadora, lo único que percibimos es la 

ausencia de paz, de alegría, de seguridad. Sin embargo, deberíamos 

recordar que ninguna carga penosa, ya sea la angustia que oprime y 

paraliza, o una relación en la que nos hemos convertido en víctimas, 

nos "acontece" sin nuestro consentimiento -no importa cuán pasivo 

haya sido éste.

Tenemos la libertad de rechazar todas las cargas y las condiciones 

malsanas. No liberarnos de los pesares y aferrarnos a ellos 

pareciera ser una característica de la condición humana. Tal vez 

sólo sintamos desconsuelo al recordar las luchas que libramos, las 

que nos llevaron a la confusión o a no aceptar nuestra 

responsabilidad en ellas, pero esto mismo debería hacernos recuperar 

nuestras fuerzas y nuestras posibilidades de crecer.

No somos individuos indefensos y sin valor, a merced de nuestros 

vínculos afectivos, sino que somos socios absolutos, y en todo 

momento tenemos derecho y poder para restablecer los términos del 

contrato. No es necesaria una omnímoda voluntad, sólo hace falta el 

amor y el respeto a nosotros mismos.

Hoy soy libre para ser quien yo quiero ser. 

Para lamentarme o para luchar 

Para sumar o para restar 

Para trascender o para quedarme 

Para aceptar o para rechazar 

Para consentir o para limitar 

Para estar en la cima o para estar en el llano. 

Para ser yo quien camine seguro por la vida 

o para permitir que la vida me camine…

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